Ando siempre ensombrerada...
Sueño, pienso, creo sombreros.

ENCAJES Y MARIQUITAS


LA MARIQUITA

Este lento caer
el sol,
pasar la tarde,
andarse recorriendo ella mi piel
limpiando de pulgón la cepa enferma,
cruzar parsimoniosa el puente de los surcos,
de una mano a otra mano
olfateando sarmientos...

Yo las uno y le pido
dame tu don, arréglame la vida,
vete a la mecedora de mi madre
y pósate en la blanca sopera de su vientre,
en las manos de palo de su artritis,
en las dos cucharillas de sus ojos.

Me decían atrápala ahora mismo, no se escape,
que tengo aquí la caja preparada.

Pero yo tardo mucho.
Tardaré mucho, mucho, en recrear
el calor de tus ojos,
la sombra
de la parra de tu pecho. Duraría
una vida repetir aquel irse
cayendo
una mañana,
buenamente,
tus gafas en la tela
interior
de mi bolsillo.

Yo no quiero atrapar la mariquita, perder
su lento andar, mi lento
contemplarla, verla
cómo reposa su viaje hasta hoy
desde los siete granos de la niña, verla
dudar, sobre la raya de la suerte.

Dame tu don -le digo-, sanéame el establo
de mi vaca,
echa un vistazo al secarral del mundo, ¡por dios!,
y luego vete.

Y escala la verruga,
se hunde
en una herida,
en una poza,
sube
y antes de abrirse
al aire
-el estómago a tope de pulgones-
para darse un respiro en el frescor de tus viñedos,
los siete puntos de sus breves alas
uno a uno se caen
en la corteza dura de mi mano


Luz Pichel.

www.lasombradelmembrillo.com
Mayo 2005 - Número 4


Tocado realizado en fieltro plano negro, encajes alambrados y mariquitas hechas con arcilla polimérica y cristales de Swarovski.






La base esta compuesta por dos partes, que he moldeado en una misma horma. Para unirlas, las he cosido y para hacer más resistente la parte superior, he decidido añadirle una entretela con un alambre de sombrerería en toda su circunferencia.




Una vez colocado en la cabeza, este tocado descansa sobre la frente y para hacerlo confortable, le he puesto un trozo de tejido mas agradable con forma de media luna justo en ese sitio.